domingo, 25 de julio de 2010

Just like a wall.

Estoy harta de tener que ser un muro. Estoy siempre en medio, escuchando como todo pasa, y aunque nunca me incumbe, siempre me acaba tocando una pequeña parte del problema.
Me pone enferma tener que quedar como una gilipollas por el simple hecho de poner la misma cara hacia todos los planos. Seguramente, será un término nuevo para muchos, pero se le llama ser honesto. Si siento algo por una persona, ya sea afecto u odio, no puedo retenerlo. Daré todo por mantener la amistad con aquellos con los que tengo un lazo afectivo y no podré reprimir la cara de desaprobación con los que no siento nada o me han decepcionado. Últimamente cargo demasiadas decepciones a la espalda, y llega un punto que el muro cae, de la fuerza que se le impone. ¿Lo peor? Cuando realmente necesito dar mi opinión no hay oídos cerca. Eso sí, para todos, tengo el rol de mala de la película, cuando dejo de ser útil. ¿Sabéis qué? No soy un jodido teléfono de emergencias. Ofrezco mi ayuda cuando la veo necesaria, pero, aún así, inflan el globo hasta que explota. A ver cuando empiezo por revisar las imperfecciones de MI vida, antes de arreglar la de los demás. Dejando de lado todo esto, sólo quiero decir que siento si utilizo de vez en cuando a Abbey como puerto seguro. Realmente, es lo más estable que he tenido en mi vida, pese a que ella no se lo pueda creer. Estoy bien ahora. Tan solo, dejadme abrir las alas, que llevo demasiado tiempo guardándomelas para no saltarle un ojo a nadie. Es mi turno, carajo.

Sadie.

2 comentarios:

  1. se como te sientes querida Sadie. Aún será verdad que la genética es real y no es una leyenda urbana. de todas maneras lo siento porque como dice ruben blades "si naciste pa martillo, del cielo te caen los clavos". Sientete afortunada por tener a Abbey. Otros no tenemos la gran suerte de tener una Abbey que nos sirva de válvula de escape

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  2. Realmente sois, todos sin excepción ninguna, la familia más cojonunuda que he tenido el gusto de conocer.

    Lográis sacar de mi interior, todo tipo de emociones, incluso algunas que creía ya olvidadas.

    Doy gracias al cielo por tener la suerte de contaros entre mis mejores amigos.

    ¡¡¡Cuanto os quiero, coño!!!

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